martes, 19 de agosto de 2008

Alerta, tormenta

Es domingo, el día familiar por excelencia. Los planes en búsqueda de una bonita jornada rodeados de naturaleza se multiplican. Sin ninguna duda, no hay mejor idea que pasar unas horas entre frondosos pinares, pequeños ríos que surcan las laderas de las montañas y los cortados de roca caliza provocados por la fuerza del agua que algún día bajó por los barrancos que hoy quizás yacen secos. Pero cuidado, las predicciones apuntan a una tarde tormentosa, circunstancia que puede llegar a convertir a estos parajes en trampas realmente peligrosas.


¿Qué zonas de la Comunidad Valenciana suelen ser las más propicias para estos fenómenos?

Sin ninguna duda las montañas del interior de la Comunidad. De norte a sur los macizos más frecuentados por los chubascos tormentosos estivales son el Maestrazgo y la Sierra de Espadán en Castellón, las comarcas del Alto Turia, la Calderona y Utiel-Requena en Valencia y Aitana en Alicante. Tampoco podemos perder de vista los núcleos tormentosos que nacidos en Albacete, Cuenca, Teruel y el noroeste murciano entran en la Comunidad Valenciana buscando el atractor húmedo y cálido de las aguas del Mediterráneo.

¿A qué se debe esta circunstancia?
A los relieves y la vegetación que presentan estas configuraciones montañosas. Los picos de estas sierras suelen servir de trampolín para el viento húmedo y cálido que tras chocar contra las laderas se tiende a elevar alcanzando las capas más altas de la atmósfera que son mucho más frías. Esta combinación de aire caliente que contiene un alto índice de humedad junto al frío que surca estas capas, así como a otras muchas variables complejas, provoca el crecimiento de las nubes de tormenta en dichas zonas del interior. Dependiendo de la cantidad de aire frío en altura y del índice de inestabilidad los chubascos producidos por estos sistemas nubosos pueden ser más o menos virulentos y tener una mayor o menor extensión.

¿Qué tipos de nubes producen las tormentas?
La nube por excelencia es el cumulonimbo. Esta estructura nubosa se caracteriza por su aspecto esponjoso y recortado de base oscura. Dentro de esta tipología podemos encontrar multitud de variantes: cumulonimbos calvus, cumulonimbos incus, arcus o bellum. Pero si por algo se identifican es por su apariencia externa de bonito algodón blanco. Si estas nubes se acercan a nosotros e intercambian su blanco por un cielo oscuro plomizo, recuerden, es el momento de ponerse a cubierto.

¿Qué hacer si nos vemos sorprendidos por estos fenómenos?
Se pueden distinguir una serie de directrices de actuación básicas. Si estamos en la intemperie hay que salir de sospechosas zonas inundables, cauces de ríos y barrancos, puesto que su caudal puede subir de forma súbita y sorprendernos. El coche es el lugar más seguro en el que refugiarnos, sus neumáticos nos aíslan de las descargas producidas por el cumulonimbo. Nunca nos meteremos bajo árboles solitarios que representen el punto más alto con respecto a todos los elementos que le circunden. En cambio, un bosque también puede llegar a prestar seguridad debido a su homogeneidad, los rayos siempre buscan los puntos más altos y en este caso la altura de todos los árboles suele ser similar. En caso de encontrarnos en un descampado sin ningún lugar válido donde escondernos no hay q correr ni mantenerse erguido, nos agacharemos y aguantaremos el chaparrón lo mejor que podamos.

J.J Villena

jueves, 14 de agosto de 2008

Encuesta. Cambio climático natural o humano


Incertidumbre en torno al cambio climático. Esta frase engloba toda esta hipotética realidad climática que despierta tantas dudas y a la vez tantas controversias. Permitan que hable de hipotética porque al parecer las posiciones entre científicos distan mucho, incluso quizá en demasía. Los visitantes de este blog a través de una encuesta planteada a lo largo de dos meses, de junio a agosto, han reafirmado el hecho de que la sociedad continúa con muchas dudas respecto a la modificación climática antropogénica. El resultado ha quedado en tablas, un 50% cree que el cambio climático se debe a las emisiones contaminantes del hombre y la otra mitad piensa que tiene su origen en la propia naturaleza.

Al Gore afirmaba en su documental, de forma algo apocalíptica, que el nivel de dióxido de carbono se multiplicaba en los últimos años de forma alarmante, un elemento sin ninguna duda de relevancia, pero mostraba una gráfica realmente sobrecogedora. La línea estadística escalaba cerca del triple de lo que el ciclo climático natural había provocado con sus oscilaciones desde hace siglos, eso sí, la proyectaba hacia el futuro cerca de un siglo, cosa no muy acertada teniendo en cuenta lo imprevisible de este cambio. Organismos internacionales como la ONU plantean estudios sobre el cambio climático con un amplio margen de error con respecto al aumento del nivel del mar, al calentamiento global o los fenómenos atmosféricos que subyacen de estos. Este margen sirve para creer en la posible incerteza de las investigaciones, al menos así lo creen los escépticos.

La realidad es que el Polo Norte se deshiela año tras año, en las últimas dos décadas se han tenido veranos de récord y varios huracanes han arrasado la costa E de los Estados Unidos. La realidad es que la Antártida cada vez cuenta con más hielo y superficie, algunos científicos piensan que vamos hacia un periodo de glaciación y este año, lejos de las habituales afirmaciones de que “ya no llueve como antes”, las cantidades de precipitación recogidas en el este peninsular y el agua embalsada en los pantanos de la Comunidad Valenciana sobrepasan la media histórica del último siglo. Ahora decidan qué grupo escoger, apocalípticos o integrados.

J.J Villena