viernes, 20 de agosto de 2010

Tormenta severa en Córdoba

Hace unos días comentábamos la situación meteorológica inusual que se avecinaba. Finalmente no sólo ha sido extraordinaria la disposición de las fichas en el tablero sino también sus efectos: inundaciones, granizadas, fuertes rachas de viento y hasta un posible tornado en la costa de Castellón. Centrémonos en el pueblo cordobés de Aguilar de la Frontera, uno de los puntos más perjudicados por esta anómala situación. En esta localidad andaluza se quedó anclada una tormenta severa durante casi cuatro horas dejando un total acumulado de precipitación de 226 litros por metro cuadrado. El portavoz de la Agencia Estatal de Meteorología (AEMET), Ángel Rivera, salió al paso comentando lo "extraordinario" de este dato para ser un pueblo ubicado en un punto bastante distante de la costa. Esta condición de extraordinario, que aporta la AEMET, se debe a que estos acumulados son más habituales de zonas cercanas al litoral donde la orografía y el viento húmedo se convierten en un mecanismo muy eficiente para la formación de fuertes tormentas estacionarias.

Una primera explicación a este extraño fenómeno se puede encontrar en las montañas que circundan a esta localidad cordobesa. Los relieves cercanos a esta población podrían haber provocado un efecto que se conoce como forzamiento orográfico. Determinados puntos de montaña obligan a ascender por sus laderas el aire cercano a la superficie, más cálido y húmedo, hasta que se encuentra con la masa fría e inestable disponible en capas más altas. Esta interacción produce una rápida condensación y precipitación (http://meteovision.blogspot.com/2010/06/como-se-crean-las-tormentas-tema-1.html) .

En este caso las montañas del norte de la población podrían haber obligado a la tormenta a quedarse estacionaria sobre este punto -generándose una y otra vez la interacción entre la masa de aire cálida y la fría- descargando fuertes precipitaciones hasta el total consumo de la energía disponible.

Con ello los barrancos no aguantaron el gran caudal al que se vieron sometidos y se desbordaron justo antes de llegar a este pueblo cordobés (en parte causado por las obras de acondicionamiento de la travesía urbana en la N-331, una inoportuna coincidencia). ¿El resultado? Calles convertidas en verdaderos ríos capaces de arrastrar cualquier cosa que se interponga en su camino. El dato trágico: tres personas no pudieron evitar la avalancha de agua y lodo y perdieron la vida. Esperemos que esta triste noticia sirva para hacernos conscientes de lo pequeños que somos ante nuestro entorno y que empecemos a tenerlo en cuenta.

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