martes, 4 de enero de 2011

Con prismáticos: Sierra Nevada

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Lo que ven es uno de los macizos montañosos más altos de Europa Occidental. No son los Alpes, ni los Pirineos, están algo más al sur y también dentro de nuestras fronteras. Las espectaculares montañas que observan forman parte del Parque Natural de Sierra Nevada, la segunda cadena montañosa más alta de Europa. Mina de cultura, historia y de naturaleza, se erige como uno de los colosos más imponentes de occidente. A sus pies, la antigua Al-Andalus se convertía en un terreno de esplendor, en un auténtico oasis para los antiguos musulmanes moradores de sus faldas. Hoy es un lugar especial y cautivador con una longitud de casi 80 kilómetros, una anchura que oscila entre los quince y treinta, y una superficie de dos mil kilómetros cuadrados. Entre sus piedras y sus desnudos lomos se encuentran miles de historias y misterios. Un terreno envidiable donde el tiempo se detiene. Junto a las rocas, entre tierra fértil e inhabitables piedras de yerma cosecha, se pueden encontrar verdaderos tesoros de la naturaleza. Este punto de Andalucía oriental cuenta con una flora espectacular. La posición y las características de Sierra Nevada se han convertido desde hace dos millones de años, concretamente desde el fin de la Era Terciaria, en un marco idóneo para multitud de plantas de origen nórdico -más de 1700 especies-. Justo en ese momento acontecía la última glaciación, un periodo de bajas temperaturas que permitió el avance de especies autóctonas del norte de Europa hacia latitudes medias. El clima de la zona ha hecho el resto. Gran parte del terreno supera los dos mil metros de altura, factor que proporciona temperaturas bajas y una aceptable pluviosidad – a pesar de que en verano las precipitaciones son escasas o nulas-.

Un trono a la altura de las circunstancias

La hegemonía de este macizo nunca ha cambiado, el Mulhacén es el rey. Con sus 3.480 metros de altitud y coronado por un manto blanco durante más de ocho meses al año, se convierte en la montaña más alta de la Península Ibérica. El último sultán que habitó la Alhambra de Granada, Boabdil “el desdichado”, encontró en las estribaciones de esta montaña el lugar perfecto para el féretro de su padre, Muley Hacén, de ahí el nombre. En las cumbres de los picos más altos, caso del propio Mulhacén u otros como el pico Veleta (3.392m), la temperatura media anual no sobrepasa los cero grados y en invierno los registros mínimos rondan los -10ºC –valores propios de los ecosistemas mediterráneos de alta montaña-. Por todas estas circunstancias y otras muchas por descubrir vale la pena visitar este paraje de mezcla granadina y almeriense.

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