martes, 5 de octubre de 2010

LLuvia "muy fuerte"

Cuando vemos llover automáticamente acudimos a la adjetivación: llueve fuerte, muy fuerte o incluso débil, ojo, esta última tipología perdura a pesar de la permanente alarma mediática. Hablando de lo social, si extraemos una muestra de lo que normalmente se dice obtenemos un claro resultado: estas calificaciones normalmente vienen acompañadas de poco rigor. A simple vista podemos obtener una percepción de la lluvia lejana a lo científicamente correcto. No vamos a establecer unos principios de visualización, entre otras cosas por lo subjetivo que resultaría, sino unos parámetros estandarizados para saber si lo que precipitan las nubes es una lluvia débil o torrencial.

Para obtener una información fiable lo primero que tenemos que conseguir es un pluviómetro o, en su defecto, acudir a alguna estación meteorológica cercana a nuestra posición –hoy en día, en la red, no es difícil encontrar alguna - . La escala que encontraremos serán los milímetros, cuya equivalencia es la lluvia que cae en un espacio llano de un metro cuadrado. La intensidad tendrá mucho que ver con esta medición porque es el resultado de una relación directa entre lo recogido y el tiempo pasado. Concretamente se extrae del registro que se obtiene en una hora. Aquí tienen una tabla de intensidades:

Débiles. Cuando su intensidad es menor a 2mm/h
Moderadas. Mayor a 2mm/h e igual o menor a 15mm/h
Fuertes. Mayor de 15mm/h e igual o menor a 30mm/h
Muy fuertes. Mayor a 30mm/h e igual o menor a 60mm/h
Torrenciales. Mayor a 60mm/h

Si no contamos con un pluviómetro digital que marque la intensidad, podemos obtener la solución mediante una simple regla de tres. Por ejemplo, podemos mirar lo caído en 5 minutos y después elevar esa cifra a 60 (8mm en cinco minutos = 96mm/h, intensidad torrencial). Así obtendremos una conclusión certera sobre el carácter de las lluvias.

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