jueves, 9 de diciembre de 2010

Cambio climático, en el vientre materno

Una serie de recientes estudios avalan la teoría de que la contaminación atmosférica también afecta al embarazo. Muchos de ustedes se habrán preguntado alguna vez porqué son como son, físicamente pero también en lo psicológico. Hasta ahora se barajaban como causantes las influencias externas durante el crecimiento y el desarrollo de la personalidad. El entorno juega a nuestro favor o en nuestra contra dependiendo de su naturaleza -carácter y comportamiento de nuestra familia y amigos, etc-. Sin embargo, al parecer nuestro presente ya viene determinado desde el útero materno, no sólo por la conducta de la madre sino también de aquello que le rodea. No piensen en la rutina sino en ese mar en el que vivimos llamado atmósfera. La doctora Frederica Perera, directora del Centro de Salud Ambiental Infantil en la Universidad de Columbia, advierte en una reciente investigación del peligro de los hidrocarburos HAP (contaminación emitida a través, por ejemplo, de los tubos de escape de los coches). Estos gases ya están relacionados desde hace años con problemas repiratorios, especialmente en ancianos y niños. No obstante, ahora esta influencia va más lejos. Perera avisa de que el 100% de las embarazadas de un entorno urbano está expuesto a estos HAP, y que cuatro de cada diez acaban teniendo hijos con pequeñas modificaciones en su ADN que podrían incrementar el riesgo de sufrir problemas respiratorios.
Además, un creciente número de estudios respaldan la teoría de que la exposición del feto a la contaminación atmosférica disminuye su crecimiento. Así lo afirma una investigación de la Universidad Pompeu Fabra de Barcelona, un efecto que empezaría a manifestarse justo en la mitad del embarazo y permanecería hasta el parto.

El aire puro es un fiel aliado del embarazo, está demostrado

Acabamos con una última referencia a la fertilización in vitro. La exposición a contaminantes atmosféricos se ha asociado con un menor índice de fertilidad entre las mujeres que tienen que optar por esta técnica. Tal conclusión es producto de un examen llevado a cabo por un grupo de investigadores estadounidenses que estudiaron, en Pensilvania, los resultados del intento de primer embarazo de más de siete mil mujeres sometidas a fertilización in vitro. La solución es evidente, a mayor índice de dióxido de nitrógeno menor efectividad. Ya saben, a partir de ahora para tener descendencia no sueñen con París, háganlo con la montaña.

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